El estreñimiento es un síntoma derivado de una defecación difícil y/o una retención fecal anómala(1). Es una patología
muy frecuente en la práctica diaria, constituyendo el 3% de las visitas al pediatra general y el 25% al “especialista”(2).
El estreñimiento se debe a causas funcionales en más del 90% de los casos, siendo raras, aunque múltiples, las causas
orgánicas. Para establecer un adecuado diagnóstico diferencial será fundamental una historia clínica y una exploración
física exhaustiva prestando atención a los signos y síntomas de alarma. En la mayoría de las ocasiones no será necesario
realizar pruebas complementarias.
Aunque la fisiopatología del estreñimiento funcional en la infancia no es bien conocida, en la mayoría de los casos encontramos un antecedente de defecación dolorosa que marca el inicio del cuadro. Además, parecen intervenir factores (dietéticos, familiares, conductuales, etc.) que influyen negativamente en la evolución.
La incontinencia fecal es un síntoma que acompaña frecuentemente al estreñimiento; sin embargo, habitualmente se consulta de manera tardía lo que complica su tratamiento y pronóstico.
El estreñimiento interfiere en la vida del niño y su familia; por tanto, el abordaje terapéutico debe ser diferente al del adulto, debiendo implicar con el niño a padres y profesores.